Un post

Al final no posteo nada demasiado profundo, pero de qué va...
Sé que no le doy mucha bola a mi blog, que la actividad no es lo más destacable en él. Ultimamente nunca escribo sobre mí en un post, simplemente me limito a postear acerca de un grupo, o de mi visión de lo que hago con ese grupo.
"¿Como estás?", se preguntarán. Es una buena pregunta, con una respuesta no muy elaborada, pero que supongo es la que mejor resume mi estado: No tan bien como quisiera.
Mis problemas ya los conocen (la salud de mi viejo y demás), y supongo que sabrán que siempre demostré tener un aguante estoico, siempre demostré ser alguien fuerte, al que nada lo tumba o lo bajonea, alguien inquebrantable, alguien invencible.
Pero, a pesar de todo ello, a pesar de mi voluntad de hierro, a pesar de mis experiencias (como bien dice la canción "The Key", de After Forever: "The scars will be my guide"), a pesar del apoyo constante (que valoro sobremanera) de mis amigos (Muy particularmente de Nico, al que veo todos los días, el que me anima en mis peores días, y de Gaby, que aunque no la veo seguido, siempre está dispuesta a escuchar -es recíproco- mis penas acumuladas, siempre cuidando que no se debiliten los filamentos del cable), todo tiene un límite.
Estas dos últimas semanas fueron semanas de mierda. Transcurrieron entre días de furia ,de resignación, de hacerme la cabeza y tirarme abajo.
Yo tengo enemigos, pero mis enemigos son invisibles, abstractos. No tienen cara ni rostro, pero el daño que causan es superior al de cualquier imbécil de mi colegio, superior a cualquier caída, superior a todo. Mis enemigos son conocidos por todo el mundo, ya que todos luchamos contra ellos. A veces nos dan tregua, a veces se internan en nuestras mentes y nos atormentan, causando que cruentas batallas se desarrollen en nuestro interior. Mis enemigos son la soledad, el cansancio, la frustración, la caótica situación familiar, y, en ocasiones, rostros oscuros que sólo esperan de mí notas satisfactorias y el dinero que mi sacrificio diario genera, y que, a pesar de mi diligente labor, jamás agradecen lo que por hago por ellos.
Podría dejar de trabajar y dedicarme al estudio, largar todo. Olvidarme de trabajar, de levantarme temprano, pero también olvidarme de salir, y, por sobre todas las cosas, acordarme de arrastrarme, de no recibir nada, de perder mi orgullo, de perder mi don inigualable de ser un bcicletero honesto, eficiente, que sabe que lo que hace.
No sé como me ven ustedes, pero yo me veo a mí mismo como un luchador diario. Alguien que se abre camino, a capa y espada, entre la masa de idiotez ,imbecilidad e intolerancia que me rodea. Como Ruden von Greif, como mi alter-ego que dibujo en ocasiones (aunque claro, el tipo es más práctico, en vez de una espada usa un Máuser).
No tiene sentido tirarme abajo, no tiene sentido dejar de luchar. De ahora en más, he decidido sonreír, aunque el mundo se venga abajo. Afortunadamente, ustedes me dan razones suficientes para sonreír, cuando logran paliar sus problemas y disfrutar de algunos momentos de felicidad. Que ustedes estén bien hace que yo esté bien, pero eso no quiere decir que sufra cuando la pasen mal. Gracias por acompañarme, por darme esa mano salvadora mientras siguen con sus propias luchas, cargando sus propias mochilas.
Estoy caminando hacia adelante, con la frente en alto, con plena seguridad, y no pienso mirar hacia atrás.
Como bien dijo el General Palermo, ha llegado el momento de la ofensiva.

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